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La salud bucodental y el impuesto sobre bebidas azucaradas

Salud Bucodental
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Durante más de una década se lleva barajando el hecho de que surja un impuesto para las bebidas azucaradas. ¿Por qué? Porque muchos especialistas consideran que sería una muy buena medida para prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2 o la obesidad y para mantener una buena salud bucodental.

paciente-odontologiaPero, realmente, ¿qué pasará cuando el gobierno británico imponga este impuesto en 2018? Según diferentes investigadores de las universidades de Cambridge, Oxford, Reading y Otaga (Nueva Zelanda), las empresas dedicadas a este tipo de bebidas subirán el precio de las mismas en función de la cantidad de azúcar que contengan.

 

Otra posibilidad, según el estudio realizado por Adams Briggs, es que se reduzca el azúcar en las bebidas o que se promocionen las versiones light, diet, zero… En cualquier caso, las tres soluciones podrían ser compatibles entre sí, aunque según este estudio, publicado en la revista Lancet, sin duda la mejor solución sería rebajar la cantidad de azúcar en los refrescos. Esta sencilla medida no sólo mejoraría nuestra salud bucodental, sino que también reduciría la cantidad de obesos en 144.000 personas, habría 19.000 diabéticos menos, y nada más y nada menos que 269.000 personas menos acudirían al dentista cada año, en busca de prótesis dentales, empastes, y otras soluciones de odontología por culpa de todo ese azúcar que han ido tomando. Y es que, a pesar de que la tecnología dental ha avanzado a pasos agigantados,ni ha surgido ni surgirá ningún laboratorio dental que evite la caries dental por exceso de azúcares.

Este tema ha sido debatido durante muchos años en la sanidad pública de diferentes países. De hecho, en países como México o Francia ya existe un impuesto para este tipo de bebidas. ¿Qué ha ocurrido en el caso mexicano? La reducción del precio tan solo ha sido del 10%, con lo que el impacto no ha sido el que se esperaba. De hecho, la OMS recomienda que el impuesto debe ser de al menos un 20% para que dé los resultados esperados.

 

¿Y qué conclusiones podríamos sacar de todo ello? ¿Cuál sería la solución más factible? ¿Subir el precio de las bebidas azucaradas? ¿Reducir la cantidad de azúcar por bebida? ¿Promocionar las bebidas bajas en azúcar, como las versiones zero, light…? En el primer caso, si la subida del precio es escasa, todos los adictos a las bebidas azucaradas seguirían consumiéndolas de igual modo; y si el impuesto fuera alto, las empresas lo repartirían entre todos sus productos y ellos asumirían el impuesto, con lo cual, tanto el bienestar como la salud dental y salud bucodental de las personas sería lo que menos importaría de todo este asunto y el consumidor ni se enteraría. Pero si se redujera la cantidad de azúcar o se promocionaran los productos azucarados tipo zero, todos saldríamos ganando. Consumidores más sanos y empresas más contentas, puesto que seguirían vendiendo incluso más, anunciando sus productos junto a campañas en las que sus productos aparecieran como los abanderados de la salud…

 

De hecho, como colofón, puede afirmarse que muchas personas que en la actualidad se privan de este tipo de bebidas por la cantidad de azúcar que contienen, aparecerían como nuevas consumidoras, no resintiéndose el mercado de estos productos.

 

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